15 de mayo de 2008

Nada

Últimamente lo que pienso lo pienso por la noche, incluso entre sueños---

Por eso no recuerdo luego nada---

Por eso se convence uno mismo cada vez más del silencio, de las palabras mínimas, esenciales---

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Malestar, indisposición, aprensión, lentitud mental...

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Del libro de Sloterdijk sobre Nietzsche (El pensador en escena, Pre-Textos) me quedo con esta idea, que no puedo determinar si será importante o correcta, pero que es mía y no quiero dejarla para el olvido: a través de la sucesión de máscaras de Dionisos y Apolo, del ilustrado y del profeta (¿sería vano mencionar la locura?), va a ir emergiendo la definición posible del ser humano: incapaz de encararse con la vida-horror pleno, el hombre deberá satisfacerse en el "como si" del arte; tendrá que sustituir la verdad intratable (mortal) por la mentira de la apariencia inesencial, abandonando por completo la creencia en el fondo por la fe en la superficie---

Se lee a saltos (este libro de S. acerca de N., p. ej.) a causa de la incapacidad de centrarse en algo, aunque sea un libro---

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Leo, no de N., sino sobre él (Sobejano, Brandes).

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Llega un momento en que el diario obliga a escribir. ¿Cambia entonces el tema? ¿El tono? ¿Se pasa de aficionado a profesional?

Profesional del diario, de la vida de diario: no está mal---

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Sostiene Trapiello a lo largo de El escritor de diarios que textos como los de Pavese y Pessoa no son para publicarlos en vida, a causa de la hondura del dolor contenida. (También cita el caso de Ana Frank, pero a mí éste -ese diario- me parece un asunto de otro orden.) [Kafka también; pero tendría que comprobar que no me equivoco con la lista.] No estoy completamente de acuerdo con A. T.: la mostración de un dolor interior tan grande hará difícil la exhibición pública del escritor, pero pienso que éste no tiene que ser un autor de best sellers, y que no tiene nada que exhibir. No cuenta su persona, ni pública ni privada, sino su dolor (angustia, desasosiego, oficio de vivir) y esta verdad tiene que ser publicada o hecha pública. Aunque no será fácil, claro, y haya que echar mano de fingimientos o circunloquios---

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