22 de abril de 2008

Tañidos

(J. C., in memoriam) Una de las desventajas que tiene el ir muriendo la vida en ciudades nimias debe ser el habituarse a las ausencias. Conocí hace muchos años, o fue hasta hace un par de semanas, no lo recuerdo bien (ya sabéis mi infantil frivolidad con el orden del acontecer), conocía, digo, a un hombre muy delgado y serio (¿amargura de ominoso presentir? Quizás, pero no solo) con el que de vez en cuando me cruzaba por la calle. Aunque también sabía de él por otros motivos familiares. Este hombre murió joven, cuarenta y muy pocos, de una embolia fulminante, no sin dar la vida (donante de órganos: generoso héroe trasmortal) a otros seres dolientes. Él es yo y cualquiera que va dejando rastros y luego desaparece. Y no digo más. Me inquieta escribir estas cosas, por razones de edad y peso en el ánimo. Sin especial derecho a comunicar públicamente hechos así (¿me gustaría que me lo hicieran a mí? No sé, cruzo los dedos) y empalidecer el privadísimo dolor de sus parientes y amigos. Pero sé que lo hago con todo el respeto de que mi conciencia es capaz, no haciendo más que ampliar -virtualmente- lo que a cualquiera se le ocurre en el interior desconocido de su mente o en esas conversaciones que no trascienden y que son otro rastro que se borra.

Esta deshabituación al casi desconocido me imagino que no tiene que ocurrir en ciudades con mayúscula. Si sucede ha de ser como interrogante intelectual, asociando -algo así- un lugar determinado con la estancia incidental de una persona. Como todo ocurre con excesiva velocidad en esos inhóspitos espacios de la urbe, la cosa no ha de pasar de ahí, y la memoria de cada uno se puede seguir construyendo con el ser y estar de las gentes y de las cosas, antes que con su terrible déficit.

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Necesidad del surrealismo:

Vinieron varias imágenes para dar nombre a las sensaciones, entre ellas dos que no podía unir: la tarde asfixiante de abril (sí, puede ser hoy mismo) y los cuervos en hilera sobre el cable telegráfico, en una hora indeterminada y para advertir ellos a los hombres de alguna idea importante---

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