6 de marzo de 2008

Sé el que eres

Sea tu mandato, casi único, perseverar en el conocimiento: dentro de tus límites, de tu tiempo y tus posibilidades, no oigas ninguna música y no descanses. Tu viaje acaba cuando acaba. En esa honra, de carácter formal, se concreta en el tiempo (siendo su esquema) el imperativo único de la moralidad. No se podría querer otra cosa, ni con más dignidad encerrada, ni podría imaginarse un reino mejor que el de la discusión libre. Al fin de tus días, irá tu alma a un lugar mejor: la nada, la gloria o el olvido; y serán tus actos, si el cielo o el azar te recompensa, sombra fresca para el ánimo de otros corazones, aunque no te conozcan: sabiendo que se imitan los ejemplos de los buenos, y que la mayoría de ellos no han dejado huella firme.

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