29 de febrero de 2008

En campaña (electoral)

(Afrodita que vota y el elector suspicaz)

Ya no lo puede negar nadie, por astuto que sea y vuelva a Ítaca: sin vergüenza ninguna, se vende el dirigente. A lo que ayudan unos anuncios electorales, en forma de pequeñas historias filmadas, que de veras están muy bien. Otra cosa es que lleven el agua al molino convenido.

Un ejemplo: en el vídeo de la campaña de IU, para la lista que presenta en el Virreinato del Sur sive Jauja (los pozos en el asfalto de las autovías nos recuerdan que todavía somos mortales: esto lo prometerán para las próximas elecciones, lo de la vida eterna), la captatio benevolentiae es efectuada por la intervención refrescante de una joven lustrosa sin exceso. Todo va bien y mi voto ya es voto enamorado, sólo que, torciendo un poco el mohín, ella pide un gobierno "verdaderamente democrático". Hummm! Neuronas del recuerdo, a trabajar! (Ya sé que estáis viejas, pero hacedme este pequeño favor, chiquitinas!) "Verdaderamente democrático". O sea: "democracia real" y "libertad real". El ángel del para qué de la libertad formal ha agitado sus alas y he tenido que sentir un escalofrío: y detrás de su cuerpo hermoso en la pantalla (ella), sustituyéndolo un instante, un cuerpo sombrío transparece o ¿es la podredumbre? Entonces recuerdo al mensajero ibérico de la verdad revelada (laica), GLl, la creencia sublime que alberga, con gesto adusto también, acerca de que la "revolución" fue elegida por los "cubanos"; al provecto Ricardo Alarcón (presidente de la Asamblea nacional cubana), todavía joven para saltarle al desplante irreverente del joven que le pregunta por la libertad de volar en la isla (es decir, por su ausencia) con una idea ocurrente y genial: el colapso del espacio aéreo si todos los seres humanos nos pusiéramos volar a la vez. RA ha observado la dificultad final que lastra y trae por tierra la "libertad formal": su tendencia a universalizar (moralmente). Lo que no puede ser.

Mi voto es suyo (no me váis a convencer de otra cosa), de ella en la pantalla más que de nadie. Ahora, las pobres neuronas me devuelven un último recuerdo desencantador: la propensión de la ideología a la inversión de los significados, como si la verdad hubiera de ser igual de formal y burguesa. Igual de falsa. La tentación del jardín contiene la génesis mítica (valga el pleonasmo, que diría aquél) del asunto: la ambición de conocer que regala la serpiente con su fruta (no diré cuál es su lugar primero en el anuncio de IU: ya lo habrás adivinado) se concreta, fundamentalmente, en la posibilidad (matemática) de cruzar los conjuntos de significantes y significados: inventando mundos, sustituyendo verdades.

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En la lista del partido gobernante en Andalucía (¿cuál es?: me preguntan, y me distraen, los gorriones que se han plantado en las rejas de mi balcón), el/la andalucit@ (el ente antes conocido como andaluz o español del sur: además de los términos enternecedores que matizan en otras tierras norteñas el yo´re wellcome de acogida) que viene al mundo viene a encontrarse, entre pares maravillas, con el "buen aprender". (La vergüenza, que se ha desnudado, acompaña las higas utraobscenas con risas de trueno sin desmayo. Conténgase, señora!)

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