22 de diciembre de 2007

Cuando sueña...

... es diferente:

sale al mundo, viaja, él, que despierto está cada vez más arrinconado, un poco más cerca de la esquina de su habitación en el tercer piso---

Escasamente imaginativo, dejándose guiar por la costumbre adquirida desde hace mucho tiempo, sus viajes son bibliófilos: hacia la librería que está detrás de la colegiata, entre edificios y patios monumentales cuya arquitectura no sorprende al sueño, o en los arrabales de una aburrida ciudad, que ahora le gusta más que durante el tiempo que vivió en ella---

Por la noche realiza lo que no puede de día: hasta convertir a unos seres en otros, a las personas en gatos, por ejemplo; transitando unas veces a pie y otras en coche. Sin más enlace entre los distintos acontecimientos que el decurso incuestionable de la imaginación que sueña, o el sueño que imagina---

...

En esta su vida nocturna, vaticinio de la eternidad o la muerte, también ocurren las repeticiones y las costumbres, como una memoria onírica que interrumpe o aplaza el día, para ser después libremente retomada, cuando el cerebro juega solo: por ejemplo, la librería que está en una esquina a la que nunca se llega, cuya dirección está en la punta de la mente; o la que, difícil de encontrar igualmente, parece encontrarse en una gran superficie que más parece un laberinto---

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