3 de octubre de 2007

Miércoles

Poco tiempo: para pensar, para escribir, para darle vueltas* a la cabeza---

*Reflexionar: mirar en un espejo, en el propio e íntimo. Y, como en una sala, de espejos, verse abocado al peligro del exceso y el abismo y la angustia---

...

Lecturas: sigo con George Steiner y sus Lecciones de los maestros. Pero me falta dominio libresco (Dante, Marlowe, etc.) para entender el sentido pleno (o acercarme a él) de la argumentación de Steiner acerca del magisterio, de esa cualidad (homo)erótica que me parece un poco forzada, y de ciertos tópicos y prejuicios que aparecen acerca de la sequedad de la enseñanza secundaria. Pero, ¿no es eso lo que se debe al joven y su educación? Es decir, dejarlo ser...

Y luego sebald y su libro Los emigrantes. ¿Qué tipo de artefacto textual es ése, con sus fotografías comentadas intratextualmente, con los guiños y contraguiños?

...

Quizás al no tener tiempo de pararse a pensar uno manifiesta más y mejor lo que quiere (o se le escapa lo que no quiere)---

Pero tememos que lo que se gana en fluir inadvertido del tiempo se pierde en solidez, en felicidad consciente o yo qué sé. O sea, que los hados trabajan a nuestras espaldas---

De eso, de ganarnos del tiempo, alienándonos de él, sabe mucho la civilización ultratecnológica. y no sabemos nosotros bastante de esa adoración ultraconservadora del pasado (en el fondo) que está detrás de todas las proclamas (políticas, sociales, educativas) que adoran el cambio de los tiempos.

No hay comentarios: