20 de septiembre de 2007

Rutina ...

... más que otra cosa, sin demasiado humor.

Inicio de la rutina, esquizoide: palabra ésta que estuvo de moda, que debió estar de moda, según lo que yo recuerdo, para indicar que algo no iba demasiado bien en el interior del cerebro o en sus resultados: se tratase de individuos o de sociedades---

Sin demasiado humor: al no soportar la divina gracia que los demás quieren hacer a tu costa en este país de cainitas, de la estirpe y la educación del primer hermano malvado---

Se acaba no soportando la grosería, lo que se percibe como grosería en el comportamiento, la propia estupidez autosatisfecha, salutífera---

Se desearía que la revolución protestante se hubiera dejado caer por aquí, que nos hubiera cambiado hasta el clima, y por supuesto el carácter y las maneras---

El otro día leía algunos comentarios sobre el estado de la educación secundaria, y otras, en el diario El país: algunos de los comentarios no tenían desperdicio por lo que señalaban acerca de la confusión con la realidad del que o de la que comentaba: como cifrar, esto lo hacía una psicóloga, la calidad educativa danesa en el hecho de que allí no hay profesores sino educadores (es decir, pedagogos con una especialidad). Nada más ni nada menos... como si dinamarqueses y dinamarquesas pertenecieran al mismo planeta mental que los terribles latinos: vagos, irresponsables y muy católicos, cuando conviene serlo---

***

Y qué pocas cosas merecen la pena: una de ellas, quizás la que más, es la muy europea libertad de expresión, encantadora, blasfema (a veces), ilustrada. No libertad de expresión, sino libertad de razón, de las fuentes de la expresión y del lenguaje. Sola fides: la que absolutiza la necesidad del discurso y ninguna cultura que la cimente, ninguna costumbre divina o humana señalando condiciones. Única sustancia: la razón desencadenada, sólo sujeta a sí misma, origen, forma y materia de la ley---

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