5 de septiembre de 2007

Conducta impropia

Parece que no se pertenece al lugar, ni al estilo de los razonamientos que allí se llevan---

El lector no es una figura tomada demasiado en serio, aparte de ciertos círculos muy restringidos---

Los actos particulares de uno llevan anotada su propia desconsideración, en cuanto se hacen públicos---

Qué difícil es encontrar el aprecio, salir de sí, de la soledad a la relación: hablar es lo fundamental, aunque es una base que no se encuentra al inicio del camino---

O sea: caes en lo mismo, en la ocurrencia improductiva de tener que pensar que el método contiene reglas porque se asienta en el lenguaje que se dice en proposiciones. O algo así---

Lo improductivo es lo no vivo, aquello que se olvida tan pronto como dicho o escrito---

En el límite, te hablaron del olvido del olvido, una locura total, un vacío o una falta de horizontes, que tienes que asimilar -para poder pensar en algo- en aquél que está tan preso del error que no se da cuenta de la verdad, que aun en su mismo estado falaz continuado se halla la primera verdad y la primera luz que le puede orientar. Ser cartesiano, después de todo, es lo más sencillo del mundo. Eso piensas---

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Y que para no pensar en el ridículo, en que se acaba moviendo a risa con tanto aspaviento de romántica y joven, el sentimiento es tan femenino!, lo tienes que exhibir -todo- desvergonzadamente, reflejarlo a martillazos en un montón de fragmentos de espejos rotos, para ver si así te conmueves a ti mismo o al otro yo que te perdona, queriendo convencer de la seriedad de todo el asunto---


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Podrías pensar que tu conciencia está tranquila, que no tienes que arrepentirte da nada y poder dormir tranquilamente esta noche, si es que fueras capaz, a estas horas de la tarde de un verano que va cambiando a la inclemencia, de tener una mínima claridad en tu pobre y gastado cerebrito de todo a cien---

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