22 de agosto de 2007

Un proyecto de...


... lectura.

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Voilá:

1. Respetar escrupulosamente el texto: como un objeto sin autor (o se lo desconoce) y sin relaciones (las obras, en general).
2. Emplear el discurso no como pre-texto (el sistema contingente de los prejuicios: políticos, religiosos, culturales: la mala episteme/logía) sino como "pro-texto": un proyecto de sentido que, en todo caso, servirá para desbrozar los prejuicios---
3. Servirse de textos (libros, obras) de no excesiva longitud (no más de 200 páginas, como norma general).
4. Leer, subrayar (con lápiz), anotar en los márgenes, anotar en el cuaderno, limpiar y fijar el estilo en el ordenador: para comentar todo este movimiento después.
5. No empezar con los clásicos (los anteriores al siglo XX). Empezar con los actuales: Albert Camus (El mito de Sísifo, por ejemplo, o El hombre rebelde, aunque sea un poco largo), con algún texto de Adorno o Cioran acerca de la condición del filosofar, o con La condición postmoderna de Lyotard. También el libro que tengo pendiente de Marcel Gauchet, La religión en la democracia. Pero no excluyo a Heidegger, ni a Sartre, etc. E incluyo El silencio de la escritura, de E. Lledó.
6. Lo difícil es empezar.
7. La lectura, y la obligación también, es gratuita: el texto es el dios.
8. Dejar volar la mente, después del texto.

Nota bene: Texto = escrito. Of course.

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Arraigado a la muerte: Sein zum Tode + Condición mortal (tradicional, sabida, cristiana) + Esperanza (religiosa o secular, utópica y finita).
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Las incorrecciones lingüísticas deben darnos a pensar. Es decir: primero la actividad; después los contenidos de la actividad, el qué.

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