11 de julio de 2007

El sujeto y el lenguaje

Nadie vive comodamente en esa cárcel.

Conocí hace años a un hombre que me decía que, si hubiera arrojado de su mente todo el arsenal de ideas estúpidas que le robaban el tiempo, habría podido ser un hombre de provecho. Y me explicaba en qué había de consistir esto: en pensar y actuar, en no bloquear lo segundo sometiéndose a la tortura de asentar unos principios firmes para la comprensión de todos los asuntos, las percepciones, las palabras, los hechos...

1 comentario:

Egoficción dijo...

A veces yo también deseo eso... para escribir algún poema realmente distinto (ni mejor ni peor), o para leer 'lo de siempre' de un modo distinto.
Como ves lo mío es pura profundidad.