6 de mayo de 2007

Comprender...

... para no repetir.

***

Anne Applebaum, Gulag:

Lo que es totalitario y lo que es dictatorial; la definición exhaustiva de genocidio; la identidad en la diferencia de las prácticas políticas extremas... El fascinado por el mal se pierde entre los datos y termina por no aclararse después de la lectura -diletante- de, últimamente, los siguientes textos: Todos los hombres del Führer (Ferran Gallego), El siglo de los genocidios (Bruneteau), El ojo del cíclope (Javier Mina), El imperio (R. Kapuscinski), La venganza de la historia (Hermann Tertsch), Yugoslavia kaputt (Manuel Leguineche), Fantasmas balcánicos (Robert D. Kaplan), Dictadores (R. Overy)... (Aparte de los estudios sobre la censura en la España republicana y franquista de Justino Sinova: tan útiles para ver el estéril, aunque concorde, matrimonio de la maldad y la estupidez.... Y supongo que me olvidaré de algún título; sin mencionar los textos de prensa y de Internet. Y los blogs. Vale. )

...

Liarse, al respecto, será bueno, si uno consigue desenredarse después. Probamos: así, los datos olvidados y los memorizados construyen una narración propia, la trama visible y la invisible, el positivo y el negativo. Una narración que vale para el uso personal, imaginativo. Al final, efectivamente, se encuentra lo mismo que desencadenó nuestra marcha: el interés por la identidad personal, la sustancia sólida o volátil de que se compone...

...

Todo esto, ¿por qué? Anne Applebaum refiere el empleo económico (industrialización acelerada y explotación de recursos en un inmenso territorio despoblado) de los campos, una vez que Stalin impone la dictadura colectivista, dejando de lado las veleidades liberalizadoras de la NEP. El crimen resultará de este imperativo economicista: el que quiere el fin no ha de reparar en (la calidad de) los medios. En esto existe la tentación (políticamente correcta, moralmente impura) de querer ver el mal resultante (muertes, hambre, esclavitud, explotación, vida sin horizontes) como un daño colateral de un bien objetivo perseguido. No caiga el filósofo en la trampa: considere que el que quiere el fin debe contar con los medios y los efectos resultantes; que no le debe servir de justificación la debilidad calculadora de la inteligencia humana, porque en este caso no debió emprender ningún curso de acción -mancharse las manos de sangre-. Las intenciones buenas son también malvadas si no parten de lo único bueno sin condiciones... No digo que la acción política deba consistir en la santa voluntad kantiana, sino que no se puede olvidar que ésa es una disposición posible a la hora de ver, y realizar, las cosas; que está ahí y lo sabemos, porque se enseña en las escuelas y está escrito en las leyes.

...

Con esta actitud pesimista hacia los seres humanos, no veo la diferencia entre el bienestar de la raza y el bienestar igualitario de la utopía comunista. Se basan en idéntica instrumentalización de la razón, el mismo olvido, igual destierro de la verdad: aquella reunión de visible e invisible, de máscara y carácter verdadero en que consiste el dios fuego de Heráclito, la razón dialéctica.

No hay comentarios: