14 de mayo de 2007

Calor

Lo que somos no es lo que se ve, aunque no se deba buscar en ninguna otra parte la responsabilidad de esa apariencia.

Cada una de las veces que nos tuvimos que reprochar el error al hablar y al actuar, era ya demasiado tarde para arrepentirse. Este afecto, de todas maneras, carece de sentido para el espíritu libre: equivale a una pérdida de tiempo, a reconocer una pérdida de tiempo, dentro del único curso posible de las acciones. Así que no se ve la utilidad positiva de conocer las imperfecciones propias, de malgastar tiempo en ellas, en pensar -aunque dé para escribir.

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