21 de abril de 2007

Sucesos

Siempre es más difícil ser generoso con los ojos que con las manos, pues los ojos no pueden mentir y ofrecerse falsamente... con esa severidad de un verde turbio que se aparta tímidamente, al pasar.

Los ojos se pasean, encuentran a otros que vuelven la mirada, se van hacia la calle... todo esto sin pensar, porque no quiero comprender, ni que comprendan...

... no es la luz que se cierne sobre mí lo que yo quiero, los ojos extraños, sino mi propia luz modesta, y unas pocas palabras calladas, que tropiezan en la frente.

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