11 de enero de 2007

Tesis 7, Walter Benjamin

Han pasado eternidades desde la "disputa del positivismo": entre el dato fijado en el museo y la interpretación liberadora, contaminada (repleta, preñada, adjetivada...) de esperanza, dialéctica.

Los datos, críticos, corresponden a la ciudad vista desde la lejanía, a una idea racional, a una primera aproximación, si bien no existe una última aproximación para el viajero.

Viajeros más impulsivos, urgidos, han preparado el camino de otra manera, con otras miras: no las de ser cronistas, neutros practicantes del turismo; incendiarios, más bien; aunque las piedras arrojadas al suelo de los monumentos, abandonados por el tiempo y el mal, las recogen cuidadosamente. Ven lo completo como falso; lo partido y disperso como reflejo de verdad y ausencia. Son lo que son, durante el viaje: así encuentran finalmente lo que no es, y un tercer día de la verdad investigada, el resurrexit gozoso después del trayecto. Qué lejos ellos de los modales sisíficos, trilemáticos, del seudobarón Hans Albert!

***

Conozco, en mí, cómo son las decisiones rápidas y rotundas: en proporción inversa de su constancia (es decir, de su recuerdo). Una mayor rotundidad, una verdadera y eficaz, dependería de una práctica de la dureza que no va con mi tendencia a caer en el perdón, en el olvido y en la palabrería.

Pues aun equivocándome me salvo: si lo escribo.

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