25 de diciembre de 2006

Miradas

"Análoga, pero orientada en un sentido objetivo, y por lo tanto capaz de llevar más lejos, es la descripción que Valéry hace de la percepción en sueños como caracterizada por el aura: "Cuando digo: veo esta cosa, no interpongo una ecuación entre mí mismo y la cosa. . . En el sueño, en cambio, subsiste una ecuación. Las cosas que veo me ven como yo las veo". También es onírica la percepción de la naturaleza de los templos de la que se dice:

L´homme y passe à travers des f orêts de symboles
Qui l'observent avec des regards familiers.

Cuanto más se ha dado cuenta Baudelaire de este hecho, más claramente se percibe la decadencia del aura en su poesía. Ello aconteció en forma de una cifra, que se encuentra en casi todos los momentos de las Fleurs du mal en que la mirada aflora al ojo humano. (Es evidente que Baudelaire no la ha usado en forma deliberada). Consiste en el hecho de que la espera dirigida a la mirada del hombre se ve decepcionada. Baudelaire describe ojos de los que se podría decir que han perdido la capacidad de mirar. Pero esta propiedad los dota de un atractivo del cual se ha nutrido en larga y quizás en máxima parte la economía de sus instintos, En Baudelaire, bajo la fascinación de esos ojos, el sexo se ha emancipado del eros. Si los versos del Selige Sehnsucht

Ninguna distancia te hace difícil
Venir volando y apasionado

son considerados como la descripción clásica del amor, saturado de la experiencia del aura, difícilmente se pueden encontrar en toda la poesía lírica versos que se les enfrenten en forma más decidida que los de Baudelaire:

Je t´adore à l'égal de la voûte nocturne, / O vase de tristesse, ô grande taciturne, / Et t'aime d'autant plus, belle, que tu me fuis, /Et que tu me paráis, ornement de mes nuits, / Plus ironiquement accumuler les lieues /Qui séparent mes bras des inmensités bleues.

Se podría decir que tanto más subyugante es una mirada cuanto más profunda es la ausencia de quien la mira. En ojos que se limitan a reflejar esta ausencia permanece intacta. Justamente debido a que esos ojos no conocen lejanía. Su lucidez ha sido incluida por Baudelaire en una rima ingeniosa:

Plonge tes yeux dans les yeux fixes
Des Satyresses ou des Nixes.

Sátiras y náyades no pertenecen ya a la familia de los seres humanos."

(W. Benjamin, "Sobre algunos temas en Baudelaire", en Sobre el programa de la filosofía futura, trad. de R. J. Vernengo)

***

(Comentarios)

La falta de reciprocidad genera una situación de aura invertida. No se da un llamado de las miradas, ni íntimas ni políticas; nada liga a los que coinciden accidentalmente en el café, en la calle o en la plaza. El único prestigio pertenece ahora a la mirada de segundo orden, la del turista o el espectador de las salas de cine. Esta mirada es universal, apriórica, porque sabemos que se mira así, y que así somos mirados. De ahí nuestras dudas, las mismas que nos surgirían ante un juego que debiéramos jugar y cuyas reglas debieran fijarse de antemano, así como el procedimiento para decidir esto mismo. Entonces, está la posibilidad de haber cometido errores en cualquiera de los pasos.

Internet, escrito, hablado, visto, lleva a término la desubjetivación de las miradas, la objetivación informativa de todo, a la manera de una esencia última informacional del mundo -para un cerebro (una/otra red de neuronas) drogado, consumidor de noticias (los objetos vistos, los sonidos; nada más que otros para mí).

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